Volví por fin a presenciar un partido de mi Sevilla tras perderme los cuatro últimos encuentros. Vale que me perdiera los dos partidos de copa que ya sabemos que de siempre esta competición se ha jugado entre semana. Pero que los dos anteriores partidos de liga se jugasen la misma semana, cerrando una jornada un lunes y abriendo la siguiente el viernes es algo demencial. Y es que a las cabezas pensantes que deciden estos horarios habría que recordarles que todavía en este país hay gente que trabaja y no pueden disfrutar de un espectáculo que de toda la vida de Dios se ha disputado en fin de semana, mayoritariamente los domingos. Definitivamente se están cargando el fútbol. Anoche otra vez una pobre entrada en Nervión, con poco más de la mitad del aforo ocupado. Pero el que antes de ir al Sánchez Pizjuán hubiera estado presenciando los encuentros anteriores se percataría de las lamentables afluencias de público en Getafe y Mallorca. En la localidad madrileña una gran pancarta en el centro del estadio rezaba el lema "FÚTBOL PARA TODOS". Especialmente castigados no sólo por los horarios (cosa que le ocurre a la práctica totalidad de los equipos de la liga exceptuando a los dos que ya sabemos) sino también por los precios en entradas y abonos en Getafe se están empezando a movilizar reclamando la unión de todas las aficiones para acabar con los abusos de los que se lo llevan calentito. Ese es el camino que hay que seguir, la única forma de intentar que dejen de tomarnos por tontos. Están dajando vacíos los estadios, están matando al fútbol. Pero bueno, dejemos este asunto y vamos al turrón.
PRIMERA PARTE. Dos mitades bien distintas las que se presenciaron ayer en el Sánchez Pizjuán. En la primera nuestro equipo salió a por todas, como un rodillo y con un muy buen fútbol encerró al Málaga atrás hasta generar tres ocasiones clarísimas en poco más de un cuarto de hora del inicio. Negredo tenía loco a Demichelis y Wellington, Jesús Navas hacía lo propio con Monreal y hasta Perotti estaba creando problemas por su banda. Lástima que el argentino haya perdido velocidad y que físicamente toda la masa muscular que ha ganado le provoque un auténtico calvario en forma de lesiones. Anoche rara vez esprintaba y aun manejando tan bien las dos piernas no consigue centrar en condiciones. De Negredo y Navas poco nuevo que decir. Sin estar bien físicamente son de largo los dos mejores jugadores que tenemos en la plantilla. Ayer el vallecano se fabrica prácticamente él solito dos ocasiones de gol clarísimas, demostrando de paso que a veces le cuesta un mundo definir bien con la derecha; y al de Los Palacios ayer Pellegrini le tuvo que poner hasta tres tíos para pararlo.
En cuanto al centro del campo también funcionaba casi a la perfección. Rakitic combinaba bien con Negredo y la pareja Kondogbia-Medel se estaba comiendo a la formada por Iturra-Camacho, en lo que imagino el técnico malaguista se estaría dando cuenta desde el banquillo que erró al elegir ese dúo en la medular. Además Kondogbia se encargaba de que el jugador malagueño con más talento, o sea, Isco, no rascase bola. Y es que el medicentro francés es todo empuje y fuerza, cosa que le hace a veces perder el sitio y que le cojan la espalda, pero ayer Fazio salía a tapar con bastante acierto esos huecos que se producían, en lo que estaba siendo un correcto partido del argentino.
A pesar de la superioridad el Sevilla no consiguió batir a Caballero. Es cierto que tuvimos bastante mala fortuna con dos balones a los palos (somos de los que más veces damos en la madera en esta liga junto a los dos grandes y el Dépor) y un balón sacado en la línea de gol. Pero no menos cierto que a veces nos cuesta un mundo marcar. Hay días como ante el Betis o el Mallorca en copa que nos entra todo pero la realidad es que aquí el único que tiene buenos números goleadores es Negredo. Seguro que si llega a entrar ese primer tiro que dio en el poste a los dos minutos de empezar hubiéramos presenciado otro encuentro totalmente distinto, e incluso al descanso puede que nos habríamos ido con una ventaja aún mayor. Pero no entró, y lo que parecía iba a ser cuestión de tiempo se convirtió en todo lo contrario.
SEGUNDA PARTE. En la segunda mitad un partido totalmente distinto. Para empezar Pellegrini acierta de pleno cuando deja en el banquillo a Iturra, que estaba haciendo un partido realmente malo y con una tarjeta en su haber era muy probable que dejase a su equipo con diez, habida cuenta de las entradas alocadas a las que es muy propenso el chileno. En su lugar sube a Demichelis, que se suelta el pelo para jugar en el centro del campo y desde el principio muestra sus galones. Además se convierte en el hombre del partido anotando el primer gol en lo que fue el primer disparo entre los tres palos del Málaga.
Capítulo aparte merece el tema de la portería. Para empezar es incomprensible que un tío que mide casi dos metros no demuestre jerarquía en el área en los balones aéreos. Ayer no sólo en el gol sino en todas las jugadas por arriba en el área sevillista eran un suplicio para Diego López. Ayer se le vio en todo momento inseguro y, aunque yo no vi los últimos partidos, parece que esa viene siendo la tónica habitual. Sabido es que se le fichó para ser titular, pero tras su expulsión en Granada y las buenas actuaciones de Palop perdió la titularidad. Míchel demostró coherencia cuando le dio el puesto bajo las palos al que estaba mejor, toda la coherencia que le está faltando ahora al no volver a poner a Palop. No dudo de las prestaciones como guardameta de Diego López pero a día de hoy, y aunque en los últimos encuentros haya bajado algo su rendimiento, creo que Andrés Palop debe ser el portero titular de este Sevilla.
Hablábamos antes de meternos en la portería que Demichelis se estaba convirtiendo en el hombre del partido. Y a esto contribuyó de forma notable Míchel con sus cambios. Se puede aceptar que el "castigado" Cicinho (aunque creo que no poniéndolo se castiga a todo el equipo y no sólo al jugador) entrara por Coke para ayudar al ya en ese momento muy cansado y supertapado Jesús Navas. Pero que me meta a un lento y desacertado Reyes (así está desde que llegó, salvo en contadísimas ocasiones) por Kondogbia, que estaba siendo uno de los mejores en el Sevilla, no tiene explicación. Retrasas a Rakitic con lo que minas su potencial ofensivo y dejas sólo a Medel justo cuando el otro equipo acaba de reforzar el centro del campo y ponerse por delante en el marcador. Ahí perdimos el partido definitivamente. El Málaga aprovechó esto y lo "grogui" que se quedó el Sevilla tras el gol para hacerse dueño del encuentro. Con el Sevilla ya roto llegó el segundo gol. Un simple balón largo de Gámez bastó para que Joaquín se aprovechara que la lentitud de Fazio y se plantara sólo ante un estático Diego López. El resto lo de siempre, la típica torpeza del central argentino para autoexpulsarse.
Mención aparte creo que merece también el tema de las expulsiones. Con éste son cuatro partidos consecutivos que nos expulsan a algún jugador. Y es que llevamos 7 expulsiones esta temporada. Entre esto y las lesiones no hay partido que acabemos sabiendo que para el próximo vamos a tener seguro alguna baja asegurada. Algunas son injustas o absurdas, como la de Reyes o Luna, pero otra nos la provocamos nosotros mismos tontamente, como la de Fazio ayer o Rakitic en el Calderón, por poner sólo dos ejemplos. Hay que trabajar también en esto, porque con lo poco que cuenta Míchel con gente como Javi Hervás, Cala o Luna cada baja es una auténtica tragedia.
Que a perro flaco todo se le vuelven pulgas se demuestra en el hecho de que ni siquiera lo que para mí fue un penalty de libro a Rakitic en las mismas narices del árbitro no lo diese la gana de señalarlo. O las lesiones del jugador croata y la enésima de Perotti. Lo cierto es que con sólo 19 puntos a lo único que se puede aspirar es a la permanencia. Los números de este año (igual que los del pasado) son penosos. A Míchel le queda poco crédito y probablemente más pronto que tarde será cesado. Su trabajo aquí no está siendo bueno pero no siempre puede ser culpa del entrenador. Como sigamos así el Sevilla se va a convertir en un devorador de entrenadores, en el que gente joven y con futuro en los banquillos como Míchel o Marcelino acaben saliendo por la puerta de atrás. A este Sevilla le gana cualquiera con tremenda facilidad, como ayer el Málaga, que se llevó de aquí los tres puntos sin despeinarse. Pero la afición con quien más cargó su frustración fue contra Del Nido. Él mismo se lo ha buscado. De poder haberse convertido en el mejor presidente de la historia lo que está consiguiendo es que el ambiente en el Sánchez Pizjuán esté cada vez más enrarecido.