martes, 11 de septiembre de 2012

EDUCACIÓN SEGREGADA POR SEXOS

Aunque parezca increíble en Andalucía aún existen doce colegios concertados con educación segregada por sexos. De esos doce más de la mitad, concretamente seis, se ubican en Sevilla. La mayoría de estos centros pertenecen al Opus Dei y sólo uno de ellos en la capital permite matricular únicamente a niños. Se trata del colegio Altair, como digo el único de sevilla capital que pretende impedir que se matriculen niñas y seguir recibiendo dinero público.


Afortunadamente una sentencia del Tribunal Supremo ha dictaminado que para el próximo curso estos centros que persistan en su idea de discriminar la matriculación de alguien por cualquier motivo (que en este caso es por un tipo determinado de sexo) no recibirán subvención alguna por parte de los organismos públicos. Lo verdaderamente increíble es que a las alturas de tiempo en que vivimos y con la cantidad de años que hace que se murió Franco siguieran existiendo estos centros educativos pagados por todos los ciudadanos. Cada cual es libre de decidir qué tipo de educación quiere imponer a sus hijos pero una sociedad en la que se intente implantar una sociedad igualitaria no puede permitir que se discrimine a nadie por ningún motivo. El hecho de no permitir la educación a niños de un determinado sexo, nacionalidad o religión debería ser siempre ilegal. 


Catorce años me he llevado en el colegio-instituto Altair. Catorce años inolvidables en los que aprendí a vivir, a disfrutar de la amistad y a conocer los valores propios de un niño que poco a poco entra en la adolescencia y observa como va cambiando su cuerpo, su mente y su alma. Años en los que pasas de ser un niño a ser un hombre, que cambia un mundo imaginario con la vida real. Y cuando sales al mundo exterior descubres que la vida es otra cosa, que las niñas forman parte de la sociedad y que la iglesia deja de ser una obligación para convertirse en una opción.

Ninguna sociedad que se precie de defender la libertad puede subvencionar centros de enseñanza del Opus Dei. Ultracatólicos que minan la personalidad de mentes infantiles, que atemorizan con infiernos inventados, que pregonan la salvación eterna a niños asustados obligados a confesar sus supuestos terribles pecados en confesionarios oscuros y tétricos donde siempre acecha una sotana perversa. ¡JAMÁS CON MI DINERO!



Supuestamente España es un estado aconfesional, un estado en el que según la Constitución no tiene religión oficial. Esto evidentemente es falso, teniendo en cuenta la cantidad de actos en los que dirigentes políticos participan y nos hacen participar a todos con las inversiones públicas y la oficialidad a tantos acontecimientos eminentementes religiosos que contínuamente se suceden a lo largo de la geografía española.



Pero este tipo de educación trasciende más allá de lo religioso, es una educación discriminatoria pues no se permite aprender a alguien por el simple hecho de ser un determinado sexo. Igual que los racistas no permitían a los negros sentarse en los autobuses o a los judíos entrar en una biblioteca es impedir a una niña matricularse en un colegio pagado por todos. Es increíble que se haya tardado tanto en aplicar el sentido común. 

En cualquier caso nada de esto va a empañar mis buenos recuerdos altaireños, en los que no faltó su época reivindicativa, y que aprovecho para desempolvar viejos eslóganes como aquel de "gracias al Altair soy ateo" o el no menos ingenioso "Opus Dei, conmigo no podeis" que a buen seguro seguirán existiendo en la nuevas generaciones únicamente masculinas y ahora uniformadas de este centro escolar. Pero eso sí, ahora y de una vez por todas, sin dinero público...





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